Cuando todo se
ve oscuro y no encuentras nada más que engaños y falsedades, aparece la luz del
Señor y su pureza no da fuerzas para seguir.
En los días 2 y
3 de octubre de 2015 para la mayoría del orbe serán unos día mas a sumar en la
singladura del a veces hastiado tiempo que transcurre lentamente al compás de
las manecillas de un reloj, en cambio, para la Orden del Temple en el Reino de
España, serán unos días recordados por haberse celebrado una investidura de
caballeros, que a priori nadie, o casi nadie, creía en que llegase a
realizarse. Pero no olvidemos que las apariencias engañan y el ojo humano, y más
la mente, yerra con más frecuencia de lo que cualquier ser humano alcanza a
comprender.
Morella, la
antigua Castra Aelia de los romanos, allí donde el Cid presentó batalla al rey
moro de Lérida y Tortosa Al-Mundir al-Hayib y al rey cristiano Sancho Ramírez
de Aragón el 14 de agosto de 1084, allí donde en el año 1232, tras memorable
batalla el rey templario Jaime I de Aragón la reintegro definitivamente a la
cruz, allí donde fue feudo del carlismo en tiempos del general Cabrera, Morella
señorea el paisaje del Alto Maestrazgo; y en tan magno marco, el Gran Priorato
de España de la OSMTH-OSMTJ, invistió a sus último caballeros siendo testigo de
ello los ciudadanos morellanos, que con la complacencia y dirección espiritual
de su arcipreste, permitieron que una vez más La Orden del Temple morase entre
sus milenarias murallas para no solamente confraternizar con ella, sino para
que sus neófitos, revestidos del blanco manto templario, se armasen caballeros
ante Dios nuestro Señor y ante los hombres en la Iglesia Arciprestal de Santa
María la Mayor.
Muchas cosas han
sucedido en los últimos años, pero todo trabajo bien hecho tiene su justa
recompensa, y aquellos que un día se vieron abandonados a su suerte, hoy pueden
decir que forman parte de la Blanca Milicia de Cristo porque había Templarios
que si les importaban y que siguiendo su regla, no estaban dispuestos a que tal
injusticia se viese consumada. Por fin su destino se vio cumplido.
Hablar de Vela
de Armas y de Investidura seria repicar más de lo mismo como en anteriores
ocasiones, todas son diferentes, para cada cual la suya es la mejor, pero
conciliaremos que esta ha sido especial; quizás el número de hermanos
investidos no ha sido el que algunos puedan pensar que debe de ser el mínimo
necesario para que sea aceptable, quizás también otros pensaran que el número
de asistentes tampoco era el idóneo, pero no vamos a hablar de cifras, porque
mientras se invista un hombre o mujer, y lo haga por un Caballero o Dama que
tenga las atribuciones necesarias, es más que suficiente, lo importante es
hacerlo, y siempre con la anuencia del Gran Maestre Don Fernando, al que todos
los Caballeros y Damas del Temple debemos lealtad, sean cuales sean sus
decisiones.
Mas no fue
solamente una investidura, fue también el momento en que un grupo de hermanos
de la OSMTH-TOLEDO pudieron comprobar in situ que nuestras palabra y hechos se
ajustan al ideal de San Bernardo. El cumplimiento de su regla fue la prueba
necesaria para ver que estamos en el mismo lado, que compartimos el mismo ideal
y que nuestro camino es el mismo. A partir de ese momento nuestros recorridos
dejaron de ser paralelos, incluso divergentes, para llegar a la conclusión tras
los tangibles acontecimientos vividos y compartidos, que las sendas convergen y
se unen fraternalmente.
La mejor
conclusión de todo esto es que el Temple en España ha pasado de sobrevivir aun
desde los traspiés de muchos la Orden del Temple sigue hacia delante, para ello
solo hace falta algo tan sencillo como que los hermanos se aúnen; dicen que
aguas pasadas no mueven molinos, pero si dejan fango. Cada uno debemos de
aportar lo que tenemos para que nuestra milenaria Orden siga adelante en un in
crescendo que parecía que estaba aletargado, pero que hoy podemos decir que la
OSMTH-OSMTJ y OSMTH-TOLEDO del Reino de España, unen fuerzas para que la Orden
del Temple este más vivo que nunca.
+ Non Nobis Domine,
Non Nobis, Sed Nomine, Tuo Da Gloriam +
TOLEDO, Octubre
2015. Anno Templi DCCCXCVII
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