21/8/19







La mística. Descubrir el espacio interior
Anselm Grün

En la oración, en la meditación y en la liturgia, pero también en la naturaleza o en el arte, en la vivencia positiva del amor, así como en la experiencia de la noche oscura y del dolor, pueden llegar a ser posibles esos toques de la gracia en los que Dios se hace vivencia.

La búsqueda del espacio interior, en el que se puede tener experiencia de Dios, a través de la mística templaria.

La mística es una vía que la fe nos ofrece para que, en todo cuanto hacemos y vivimos, nos sepamos sostenidos por Dios, nos sintamos una sola cosa con Dios y, a partir de esta unidad con Dios, entremos con una nueva actitud en ese mundo, con el fin de transformarnos según la voluntad del Padre.

El espacio interior es donde reside nuestra alma, por medio de la cual, conectamos con nuestro Creador.
Ahí reside el Santo Grial para el templario, el receptáculo donde Cristo vive y nos transforma permanentemente para alcanzar la unión con él, a través de la oración, meditación, contemplación, mística, ascesis e iluminación.
Ese el tesoro del monje templario, el legado vivificado de la palabra de nuestro Señor, de la preciosa sangre derramada para nuestra redención y salvación.







               

            


Así mismo, el espíritu del templario tiene que ser templo de oración permanente, el garante, guardián y protector del sancta sanctorum, como lo fueron en el Templo de Salomón, el Santo Sepulcro y en todos los lugares santos. 

Sin perder la perspectiva, de que nuestro espacio interior, de pura intimidad con Dios, es en sí mismo, el mayor de nuestros lugares sagrados.

FD, José Antonio Benages Mendióroz



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