Dios mío, te llevaste a Sor.Elena y querida por todos; pero tú lo
quisiste así, cúmplase en todo tu santísima voluntad.
El gran consuelo que me queda es la esperanza de que tú la hubieras recibido en el seno de tu misericordia, y que te dignarás algún día unirnos con ella.
Si la entera satisfacción de si tuviera algún pecado la detienen aún en las penas sin que haya ido todavía a reunirse contigo, nosotros te ofrecemos por ella todas nuestras oraciones y buenas obras, principalmente nuestra resignación ante esta pérdida; haz, Señor, que esta resignación sea entera y digna de ti.
Amén.
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